Mil
sueños alojados en mi costado,
en
el nervio,
en
el alma que no juzga ni conjuga la
distancia.
Mil
sueños en la raya que divide el horizonte,
a la deriva
violando
el paladar de tu boca con mi boca en los eriales de la vida.
Blancos,
bajo
una piel de primavera,
mil
sueños trenzados en silencio,
mil
sueños crecidos en la carne por anhelo
con
el pregón desnudo de mis manos
silabeando
tu cuerpo,
amándote de
cuajo.
Mil
sueños asidos a tu boca,
al
tibio silencio de tus brazos,
fortificada
frontera de la noche,
a
solas con tu piel, muriéndome en mis venas.
M M
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