Se
desmadeja este amor
al cantar ante tu puerta,
una pena silenciosa que se
clava.
¡Oh! memoria ingrata,
atrapada entre dos casas.
Lloran lágrimas mis ojos
que no alivian, ni dan calma,
ni dan cobijo a mi alma.
Y me castiga este dolor,
hoy, mañana, todo los días.
Donde vivo en medio de la
angustia
en el eterno purgatorio,
donde lloro mi castigo
cuando penando está mi alma
tras la puerta de tu casa.
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