Silenciosa, callada
esperé tu
respuesta.
Volví a insistir,
te implore en el
silencio
sin mediar palabra.
Necesito oírtelo
decir:
(Silencio)
Volví a insistir,
y rasgaste mi
pecho,
hendiste tu dedo
ahí donde más
duele,
donde el dolor no
se entiende.
Se abrió una herida
y sangró.
Entonces oí,
silenciosa,
callada,
ahogada, oprimida
por el dolor
la sangre en mis
venas.
La mirada perdida.
Una tormenta
se desató,
y como si un río
fuese
mis lágrimas
rodaron.
Sentí en mis labios
lo salado,
y el llanto exhaló
por mi boca
al oír de tu voz
casi rota, decir
¡Vete!
M M
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