En un canto
desgarrado
habla la boca en verso
en la luz pobre de una lámpara
a punto de llorar.
En el papel,
se desviste en torpes garabatos
ahogados de amor.
Como un candil en la noche
insistiendo en su queja.
¡Y yo le oigo!
pero no alcanzo a saborearlo,
aunque a veces palpo sus labios
y devoro su boca en deseos callados y
golosos,
ocultos, encendidos tras sus ojos.
Sueño azul, de labios miel
donde alzo la voz en la blanca Luna
para darme y sentirlo con el alma desnuda.
Y bulle así en mis versos,
en mi garganta agarrotada,
donde mi corazón lo lleva
a la primavera del alma
lejos del invierno triste
para que no vea mi lágrima.
M M
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