Te busqué en el rastro que deja la tarde
cuando
el silencio se acomoda en mi oído.
Escuché
de arroyo el sonido
de
tu escondido llanto llevando tus penas.
Hoy
mueres de soledad perdiendo el aliento
que
edifica el sueño sin ver el camino.
Ya
no importa cuánto cante mi voz
ni
cuanto en amor te amé.
Estás
tan comido de agujeros en el alma
que
me aúlla un vacío de tristeza al mirarte.
A
veces me niego a recordar
Pero
entonces sucede como hoy,
te
busco en el rastro que deja la tarde
cuando
el silencio se acomoda en mi oído…
en
un blanco papel
M
M
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