De
portazos en los ojos
impregnados
de silencios
se
desmorona el verso
como
lágrima
al
deslizase de mis ojos
en una voz
con alas.
Ellos, a
pleno pulmón respiran mi alma
y caen
libres, yertos de verdad
desde el
umbral de mis manos.
Qué
instante memorable
el que
ciega mis ojos y agua mi boca
al sentir
que me deshago ante tal desamparo
cuando
pierden de mis manos sus raíces
y caen en
un blanco inmaculado.
M M
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