En
estos versos indiscretos
donde
cimbreo mis caderas
haciendo
un guiño a tus ventanas.
Parecer
no quiero
que
soy una desvergonzada,
pues
sólo quiero que me mires
y me
toques con tu mirada.
Que
me digas con tus ojos
todo
eso que te callas.
Sé,
que escondida entre silencios
tienes
las palabras,
y
entre tus manos ansiosas
el
baile de mis enaguas.
Amarte
es mi condena
y sé
que es mi pecado,
pero
escribiendo estos versos
temprano
por la mañana,
cuando
aun se pueden ver en el cielo
las
cuentitas plateadas.
Tú me
dibujas marinas
en el
ombligo del alma
y
presiento que Dios me perdona,
porque
sólo son sueños
a los
pies de tu cama.
Y con
los trinos del nuevo día
y la
luz filtrada de la ventana,
nuestros
ojos se miran
al
despedirse las almas.
Por
eso vida mía,
nuestros
sueños tienen vida,
y las
noches tienen magia.
M M(12-1-2010)
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