tan
profundamente,
que tocar,
pudiera tu alma.
Difuminarme
en tu piel
y
desvanecerme en el agua de tu boca.
¡Pecaría!
Sí,
pecaría en lo armónico
que suena
mi corazón
en el
atardecer de mi vida.
Y
entonces, me daría igual la muerte.
MM
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