amasando
horas en la voz del verso
que se
vuelve hambre en el exilio de tu boca
donde tus
ojos, encapotados de silencio
encallan
sin palabras sacándome suspiros.
Me gasto y
me desgasto desnuda hacia dentro
al amparo
de un recuerdo,
donde el
silencio señala un estado de sitio
ilegible a
tus ojos.
Me gasto y
me desgasto
en estos
versos que ruedan la vida
en
plañideras horas arrastrando tu indolencia
en
malogrados manojos de olvido.
Mas hoy
recuerdo templada ante ti, el tiempo,
sí, el
tiempo ceñido a un reloj de ilusión
que gasta
y desgasta en silencio a mi corazón.
M M
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