Mis ojos no
te alcanzan
sólo
logran ver tu espalada,
ese muro
que se alza sin palabras.
Nos
divide, nos separa, nos aleja,
nos
despoja de la luz que proviene de la calma.
Tú te
niegas, yo me niego
y trepa
como hiedra este frío que congela las entrañas.
¡Nos
arrastra!
Y tú
callas y mi boca en silencio a ti te habla.
No me
miras y mis ojos te reclaman
y te
asaltan, en este soliloquio de caricias
que te
escribo desolada.
Te miro y
tus ojos no me hablan.
Te miro y
desde aquí
sólo
alcanzo a ver tu espalda
cuando mi
boca te habla para hacerte cuna en ella
y besarte
con saña
M M
No hay comentarios:
Publicar un comentario