Duerme mi boca en
la espalda del viento,
de aire, se hace un
ovillo
rompiendo un acorde
en mi voz.
A dentelladas,
verso la noche
encarnizada de silencio
y sin palabras,
enraizada en tus
manos sin amaneceres
me hago río recorriendo
todas tus vertientes.
Y me vuelvo eco en
una lágrima de queja
que gime de
ausencia tu boca, tu nombre
y el canto alegre
que fueron tus manos,
hoy, un silencio
largo…
M M
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