Rodarás en la sal de mis ojos
y al caer en mis labios en un expiado
suspiro
lloraré ese otro tiempo de recuerdos y
sueños
en el paladar de tu boca.
Haré en tus ojos de ayer el amor
con la necesidad de sentirte,
olvidando la paz de mi alma.
Y te amaré así, una y otra vez en mi boca
detrás de un extenso silencio de azules y
rojos,
detrás de un horizonte arbolado de nubes,
en un presentimiento.
Y por todo ello, sé que un día me amarás
sin yo saberlo.
Y seré tu vida en la vida y tu muerte en mi
muerte
y verso a verso, me harás cristalina a tus
ojos,
y seré poesía en tu boca, frenesí de tus
manos.
M M
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