En
esa mirada alargada
veo
como se abren tus ojos al deseo en vilo
[ en esta gruta de la
vida.
Por
qué será que este sonido de costumbre
es
como el silbato de un tren de lejanías,
en
su eco,
todo
recobra el hambre del pasado.
Y
me sorprende cuando posas tus brillantes pupilas
mojadas
de silencio a la vera de mis ojos buscando el camino
y
vislumbro en ellas, una conversación calmosa, honda,
llena
de sentimiento.
Y
veo al hombre que se vuelve niño en la remembranza
[ atrapando un suspiro,
vareando
la memoria de su celoso tren de recuerdos.
Entonces
me entra ese anhelo, _tú me entiendes_
y
quisiera atraparte en esa estancia,
en
esa soledad de los días donde no consigo saciar tu hambre.
Va
a ser, que la juventud se asoma al recuerdo
para
apearse con nostalgia. Crees que no lo
sé.
La
vida se nos va durmiendo en la venas
y
yo, aun tengo ansias por vivir
María del Mar M M
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