No volverá haber alboradas,
ni noches de Luna.
No se escucharan
los sentimientos,
ni acordes de
corazones latiendo.
No habrá
desesperadas ganas
con deseos ardiendo
en la mirada,
ni volverás
hambriento a buscarme,
ni tus manos me
darán forma justa
para sacar de mí la
nota
que alegre
temblaba.
No habrá en mi piel
una caricia que
desate el gemido,
ni veré el silencio
en tus ojos
conteniendo su
victorioso destino.
Mi boca, no volverá
a beber de tu boca
la vida,
ni el fuego de tus
ganas
sentiré avivarse
entre las mías.
No habrá sueños…
¡lo sé!
Habremos muerto,
pero yo llegué a la
cumbre de tu vida,
estuve en tu
corazón.
M M C ( 14- 4 2012)
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