con
el cántaro bajé
en
busca de agua clara
a la
florida vega.
Allí,
en la ribera,
mis
revueltas aguas
al
ver las tuyas tan calmas
adivinaron una nueva alborada
como
respuesta a mi plegaria.
¡Ay
amor!
Me quieres
y me amas
pero
me revuelves tanto el agua
que
pierdo la calma.
Tanto,
que creo oír en trinos
que
los pájaros hacen proclamas
dejando
mi alma quebrada.
¡Ay
amor!
Me
ahogas con tu boca
en
ese fado de campana
cuando
hace ola en mi sangre,
tu
piel, en mi noche callada…
Sacas
de mí todas mis ganas
en
cada nueva alborada.
¡Ay
amor!
Me
desarmas
M M
(20-4-2012)
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