Su voz se alzó en
la muchedumbre.
Habló, y el deseo
se convirtió en verso.
Don de la voz, que
su musa le dio,
una bella pluma y
un gran corazón.
Estiró los sueños
para calmar su fiebre,
rebuscó en la dicha
y la angustia depuso.
Y todo esto, en su
saco de magia metió
siguiendo los pasos
de su corazón.
Se comprometió con
desnudas verdades,
con su fiel palabra
y su gran ilusión.
Esgrimió su espada,
y con el verso cantó,
haciéndole frente a
su malhechor.
No era otro que el
miedo, a lo que enfrentó,
y con palabras
duras al amor le habló.
Sé que ningún hijo
de nosotros nació,
pero nacieron mil
versos predicado tu amor
Cantó el poeta, su
voz alzó,
y del fondo del
alma, su voz, el dolor desgarró.
MM