Bandadas de palomas en el cielo
haciendo nidos de algodones.
En el horizonte, dibujada una pintura
con ojos bien abiertos de sonidos,
y aquí, poblado de amor,
tu cuerpo inerte de su alma se desprende.
Y quedas como oro en la memoria,
eslabón de recuerdo en el ciclo de su vida.
Más hoy,
llora un mirlo blanco tu partida
abrazado a tu corazón de madre.
Eres para él, aún flor de primavera,
y viajaste al invierno, sabiendo a
eternidad.
¡Qué amargo es el sabor de la muerte!
pero alzaste tu vuelo en el son de aquel
trino.
Hoy llevas alas blancas sin espinas,
y él,
llora tu partida.
Serás su ángel en el sueño,
la huella del camino que le guíe.
La historia de su historia en el libro de
su vida
La estrella que rutila allá en el
firmamento,
su estrella polar.
M M
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