Gritaste a la negra noche
para despertar la Luna silente de Otoño.
Besaste el acantilado de su boca de coral,
y te enamoraste al ver el galope de su
verso.
Ahora, quédate afónico hablando al caracol,
tarde volverá a salir el Sol que tibie el
invierno
para calentar tu corazón.
M M
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