Sé que volveré a ver pasar el tiempo
en
los desengaños de la vida,
desolada
en la voz
pasándole
el testigo a la caverna de mi boca
en
su agridulce de penas y alegrías.
Sé
que volveré una y otra vez a desenterrar la soledad
que
dejó la fisura de aquel sueño.
Volveré
al pedregoso camino de mis húmedos ojos
en
el punzante abrazo de su partida
cuando
el verbo sea verso desnudado por mi labio.
No
en vano, emplearé frases comunes de la vida
para
gritar y agrietar los recuerdos con euforia,
para
revivirlos masticando el aire cuando salen de mi boca;
será
como caer a pedazos desde mi voz con resignación
cuando el mundo en mis letras se derrumbe.
No,
no es que vaya huyéndole a la vida sin
fuerza ni voluntad,
atormentada
por confusiones y cataclismos;
es
sólo que, ésta íntima evocación que mantengo con ella,
a
veces, es una auténtica tortura de sadomasoquismo
rebuscando
en la melancólica nostalgia del tiempo
cuando
éste, cede entre mis manos de forma visceral.
¡Ahora,
ahora también lo sabe usted, me hierve la vida!
M M
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