Soliviantaré mi voz
inmolando
la noche en su aliento.
Y
allí, en la indulgente luz
que
muere igual que nace,
cuando
nos corre por la sangre el amor
en
el turbado beso,
agraviaré
tu boca con la palabra
en
el lis de tu labio silencioso.
Acamparé
en el verso,
y
tú,
tú
te harás amor en los repliegues de mi vida
bregando
mi voluntad.
Obra de Santigo Carbonell
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