que con un dedo
agarrado a la cordura
en el quicio de la
boca encontré.
¡Ay beso!
Que deseos tan
ansiosos encontraste en mi ser.
Presumido,
revoltoso beso que jugaste con la boca,
silenciando los
gemidos de este loco equilibrista
convertido en
alquimista prendido a tu
ser.
Beso…
Huella eterna en la
húmeda batalla de las bocas.
Beso ¡Ay beso!
Cuerpo, beso,
húmedo cuerpo,
fuego…Estás en mí
amor,
me silenció el
beso.
M M (21 –1- 2009)